Un Salto de Fe

Un Salto de Fe

Hay muchas veces en la vida en que hay que tomar riesgos y fiarse totalmente de Dios y de otras personas para poder cumplir con la misión que tenemos en la vida. Para muchos de nosotros, eso significa buscar una vida mejor en otro país, pasando por toda clase de dificultades e incertidumbres. Para otros, significará dejar que nuestros hijos persigan sus sueños aunque temamos que no tengan éxito, o que vayan a sufrir Siempre que tenemos una relación, que comenzamos un trabajo, que nos cambiamos de casa o de ciudad, tomamos riesgos. Lo importante es estar convencidos de que lo que vamos a emprender o lo que vamos a aceptar, es lo que quiere Dios para nosotros. ¿Cómo podemos saber eso? Muchas veces tendremos que reflexionar, discernir, pedir consejos, orar sobre las cosas. El balance final está en el bien que se pudiera hacer -no ya a nosotros mismos, sino a nuestra familia, a nuestra comunidad o a la humanidad- Si la decisión que vayamos a tomar proclama la Buena Noticia; es decir, si supone el bien y la liberación de alguien, habrá que tomar esa resolución aunque tengamos temores y resulte arriesgado. La llamada de Dios a cualquier servicio, a la misión de evangelización de nuestra propia familia o de la comunidad, muchas veces supone muchas preguntas e inquietudes: ¿Y si no se como educar a mis hijos? ¿Y si me equivoco en mis relaciones con mi cónyuge u otras personas? ¿Y si no soy capaz de realizar ese servicio de catequesis, lectura, hospitalidad o colaboración en la parroquia? Otra seguridad que a veces necesitamos es la de que se va a reconocer nuestro trabajo, que se nos va a recompensar por lo que hacemos. En la cultura Americana se dice mucho ¿Qué hay en esto para mi? Pero Jesús les dice a sus seguidores que esa maleta, esa balsa de seguridad la Deben dejar atrás. También puede haber temor a lo que uno se encuentre. ¿Qué dificultades va a haber? ¿Qué obstáculos? ¿Qué rechazos? El temor puede paralizar. La confianza siempre libera y deja caminar.

Para la reflexión

¿Qué estoy sintiendo qué me pide Dios para el bien de los demás? ¿Qué seguridades necesitaría? ¿Soy capaz de ir a esa misión a la que Dios me envía sin “maletas”, es decir, sin contar con todas las seguridades que necesitaría? ¿Qué bien se podría lograr si yo realizara esa misión? ¿Estoy dispuesto hacerlo a pesar de todos mis temores a las dificultades y obstáculos?

 

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