ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS 2015 / WORLD MEETING OF FAMILIES 2015

En preparación para el Encuentro Mundial de Familias, estaremos publicando varios artículos en las próximas semanas para que juntos podamos vivir según el tema de este año:

“El amor es Nuestra Misión: La Familia Plenamente Viva”

To prepare for the World Meeting of Families, in the following weeks we will be publishing articles so that together we can live according to this year’s theme:
“Love is our Mission: The Family Fully Alive”

EL AMOR ES FECUNDO

“El amor es nuestra misión” para todos – no solo para los casados. El matrimonio católico es un hermoso sacramento, pero no es necesario para complementar la vida humana. En cualquier sociedad muchos serán marginados cuando se ve al matrimonio como obligatorio, como si uno necesitara una pareja sexual para sentirse completo. El celibato en al Iglesia se contrapone a esta desviante idea, insistiendo que la vida fuera de un matrimonio es también con miras a ser hermosa, social y sacramental.

El celibato católico y el matrimonio tienen un mismo razonamiento, porque en ambos casos, el amor nos compromete al servicio y nos une a la cruz. La vida del celibato puede ser laical o clériga. El celibato puede ser una elección por botos a la vida religiosa o como resultado de no tener la capacidad de llegar al matrimonio por alguna discapacidad u otra circunstancia. Hay muchas maneras de ser célibe, cada uno con distinciones importantes, pero para ser fecundas, todas requieren una acción interna desde el alma, un ofrecimiento de nuestro corazón al Señor. Los célibes y matrimonios sabios y maduros practican muchas de la mismas habilidades espirituales. Ambos, el celibato y el matrimonio, proclaman que la intimidad sexual no puede ser un experimento temporal o audición condicional. Ambos, el celibato y el matrimonio, crean solidaridad entre ambos sexos, rechazando al sexo en el contexto de lo que el Papa Francisco llama “la cultura del desperdicio.” Crear comunidades donde hombres y mujeres solteros experimenten el gozo y vivan su misión es algo que los cristianos necesitan hacer los unos por los otros.


ALL LOVE BEARS FRUIT

“Love is our mission” for everyone – not just those who are married. Catholic marriage is a beautiful sacrament, but it is not necessary for a fully human life. In any society, many will be marginalized if marriage is seen as mandatory, as if one needs a sexual partner in order to be complete. Celibacy in the Church resists this misleading idea, insisting that life outside of marriage is also meant to be beautiful, social, and sacramental.

Catholic celibacy and marriage have the same inner rationale, for in both cases, love commits us to service and joins us to the cross. A life of celibacy may be lay or ordained. Celibacy can be chosen, as in vowed religious life, or as a result of being unable to marry, due to disability or other special circumstance. There are many ways of being celibate, each with important distinctions, but to be fruitful, they all require a similar internal motion of the soul, an offering of our heart to the Lord. Wise and mature celibates and spouses practice many of the same spiritual skills. Celibacy and marriage both proclaim that sexual intimacy cannot be a temporary experiment or a conditional audition. Both celibacy and marriage create solidarity between the sexes, rejecting sex in the context of what Pope Francis called the “throwaway culture.” To create communities where unmarried men and women experience joy and live their mission is something Christians need to do for one another.

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