Jubileo de la Misericordia / Jubilee of Mercy
Jubileo de la Misericordia
Como católicos, asumimos las prácticas cuaresmales de la oración, el ayuno y la limosna cada año. Estas prácticas nos ayudan a recordar el amor y compasión misericordiosos que Dios muestra a todas las personas. Participando en estas prácticas, viajamos hacia el arrepentimiento ante nuestra comunidad y Dios y hacia la celebración del Misterio Pascual de nuestro Señor. No hacemos este viaje solos. Toda la Iglesia se prepara para la celebración, y conjuntamente, junto con los que se preparan para entrar en la Iglesia en la Vigilia Pascual, tratamos de vivir más fielmente el llamado de Dios a ser misericordiosos, amorosos y compasivos con los que nos rodean. Nuestros actos de amor a través del sacrificio y la oración son un testimonio tangible del amor de Dios a los que nos rodean. 1. Dedique algún tiempo a reflexionar sobre porqué decide participar en la oración, el ayuno y la limosna de la Iglesia durante este tiempo de Cuaresma. La próxima vez que alguien le pregunte por qué no está comiendo el pollo el viernes en el comedor, estará mejor preparado para compartir su fe en Dios, que es misericordioso y compasivo.
Jubilee of Mercy
As Catholics we take up the Lenten practices of prayer, fasting, and almsgiving every year. These practices help us to remember the merciful love and compassion that God shows all people. Participating in these practices, we journey toward repentance with our community and God and toward the celebration of the Paschal Mystery of our Lord. We do not make this journey alone. The whole Church prepares for the celebration and together, along with those who are preparing to enter the Church at the Easter Vigil, we try to live more faithfully to God’s call to be merciful, loving, and compassionate to those around us. Our acts of love through sacrifice and prayer are a tangible witness of God’s love to those around us. 1. Spend some time in reflection about why you choose to participate in the prayer, fasting, and almsgiving of the Church during this Lenten season. Next time someone asks you why you aren’t eating the chicken on Friday in the lunchroom, you’ll be better prepared to share your belief in God who is merciful and compassionate.
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