REFLEXION DOMINICAL / SUNDAY REFLECTION
Nuestra cultura
A veces se piensa que las desventuras son un castigo o la voluntad misteriosa de Dios. La verdad es que la enfermedad es parte de la condición humana. El plan de Dios es la salud de todos y la participación en la vida de la comunidad por medio del servicio.
Reflexiones para la homilía
A veces decimos que la vida es una lucha; que hay que trabajar duro para salir adelante. Otras veces decimos que la vida es un camino. Nada es seguro, todo cambia y nosotros vamos también progresando internamente. Lamentamos con frecuencia lo rápido que pasa el tiempo y lo corta que es la vida. Otros dicen, ante las desgracias, “no somos nada”. Es como estar desarmado ante la dificultad e impotente para hacer algo. Se parece un poco a la actitud de Job. Hay iglesias que ofrecen una salida a esto y aseguran que pueden ayudarle a dejar de sufrir. A primera vista, la cosa parece fácil; pero sabemos que no es así́ de sencillo. Ser humano significa lidiar con el dolor, el sufrimiento y la muerte, así́ como con la alegría y el placer. La fe en Cristo no es un escape del dolor; más bien nos lleva a enfrentar la cruz del discípulo. Entonces, ¿qué se puede hacer? ¿No sería mejor morir o no haber vivido nunca? Frente a esa aparente desesperanza, se nos presenta otro modelo, el de Pablo, que quiere hacerse débil con los débiles y alegrarse con quienes se alegran, con el fin de llevarlos todos a Cristo. Cristo es la salud, aunque quizá́ no sea la del cuerpo. Jesús es la posibilidad de que la vida tenga sentido y de que no sea simplemente un tiempo sin objetivos, sin metas. No decimos que el sufrimiento se aleje, sino que se llena de sentido al verlo como oportunidad de servir a otros, de sembrar el bien, de dar testimonio. A veces a las personas les ocurren cosas lamentables y se preguntan si ése es el plan de Dios para ellas. No lo entienden hasta que descubren que su fe y valentı́a al enfrentar la realidad que les ha traı́do la vida ayudan a otros a tener esperanza. Jesús nos ofrece, como a Pablo y a la suegra de Pedro, la oportunidad de levantarnos y servir. Ahı́ está la verdadera vida, el sentido de todo. La vida parece corta y difı́cil; pero, cuando uno sale de sı́ para servir a otros en esperanza y alegrı́a, todo se llena de sentido. Cuando uno se aferra a la verdadera salvación en Jesús, todo se llena de frutos de vida. Jesús es la salud del cuerpo y del alma; pero la sanación de Dios no viene solamente con pedirla o como algo mágico. La salvación es aferrarse fuertemente a lo que de verdad no pasa, a la vida verdadera que no es corta. Esa
es la vida en la que de verdad ya no hay lágrimas ni sufrimiento:
la vida de Dios.
Para la reflexión
¿Cómo me enfrento a las dificultades en mi vida? ¿Me quejo, protesto y me desespero o trato de buscar el sentido de la vida para mı́ mismo y para los demás?
Our Culture
Sometimes we think that misfortunes are a punishment or the mysterious will of God. The truth is that sickness is part of the human condition. God’s plan is for everyone to be healthy and able to participate in the life of the community through their service.
Homily Reflection
We sometimes say that life is a struggle; that we have to work hard to get ahead. Other times we say that life is a journey. Nothing is for sure, everything changes and we are also progressing internally. Frequently, we regret how fast times passes and how short life really is. Some, facing misfortunes, say, “we are nobody.” It is as if one is disarmed in front of difficulty and feels powerless to do anything. It seems a little like the attitude of Job. There are churches that offer a way out of this and claim that they can help you stop suffering. At first glance, it seems to be an easy thing; but we know it is not that simple. To be human means to deal with pain, suffering, and death, as well as with joy and pleasure. Faith in Christ is not necessarily an escape from pain; rather it brings us to deal with the cross of the disciple. Then, what can be done? Wouldn’t it be better to die or never have lived? With this apparent hopelessness, we are presented another model, the one from Paul, who wants to become weak with those who are weak and rejoice with those who are happy, in order to bring them all to Christ. Christ is health, although perhaps not of the body. Jesus is the possibility that life has meaning and that it is not just a time without objectives, without goals. We do not say that suffering goes away, but that it is filled with meaning when seen as an opportunity to serve others, to sow good, to bear witness. Sometimes, deplorable things happen to people and they wonder this is God’s plan for them. They do not understand it until they discover that their faith and courage to face the reality that life has brought help others to have hope.Jesus offers us, as Paul and Peter’s mother-in-law, the opportunity to be lifted and serve. Herein is true life, the meaning of everything. Life seems short and difficult; but, when you come out of yourself to serve others in hope and joy, everything is filled with meaning. When one clings on to the true salvation in Jesus, everything is filled with the fruits of life. Jesus is the health of the body and soul; but God’s healing comes not only by asking for it or by magic. Salvation is to cling strongly to what really doesn’t pass, to the true life that is not short. That is the life in which there are truly no longer any tears or suffering: the life of God.
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