¿Por Qué Se Bautizo Jesús? / Why Was Jesus Baptized?

Jesús no tenía necesidad de ser bautizado. Juan Bautista acertaba plenamente al decir: “Detrás  de mí viene el que puede más que yo, y yo merezco ni agacharme para desatarle la sandalias” (cf Mc 1, 7-11). El bautismo de Juan, que no es todavía el sacramento cristiano del bautismo, era un bautismo de penitencia, que expresaba el deseo del bautismo, era un bautismo de penitencia, que expresaba el deseo de ser purificado de los pecados. Ningún pecado había en Jesús. Él es el Santo, el Inocente, el Hijo de Dios/

¿Por qué, entonces, quiso Jesús ser contado entre los pecadores y, como algunos de ellos, dejarse bautizar por Juan? En el gesto de Jesús descubrimos su solidaridad redentora. Se hace uno de los nuestros, para compartir hasta el fondo nuedtra suerte y asi poder transformarla. En realidad, no es agua del Jordán la que purifica a Jesús, sino que es Él, dejándose sumergir en el agua, quien confiere el agua el poder de santificar.

La inmersión de Jesús en el Jordán prefigura su inmersión en la muerte. El Señor no sólo se dejó contar entre los pecadores, sino se apropió de todo el pecado de los hombres y asumió la consecuencia de ese pecado, la muerte. Haciendo suya la muerte la destruyó desde dentro, tranformándola en vida, al igual que convirtió el agua del Jordán en agua de vida.

El Señor, que posee el Espíritu en plenitud, puede comunicarlo a los suyos por medio de un Bautismo que ya no es, como el de Juan, un mero signo de penitencia, si no una participación sacramental en su Pascua. Al recibir el sacramento del Bautismo por el agua y el Espíritu Santo somos verdaderamente regenerados; morimos al hombre viejo, al pecado, y renacemos como hombre nuevos, como hijos adoptivos de Dios por la gracia, como miembros de la Iglesia.

El evangelio dice que apenas salió Jesús del agua se “rasgó el cielo”. Los cielos se abrieron, comenta Santo Tomás de Aquino, para mostrar los elementos que pertenecen a la eficacia de nuestro Bautismo. Una eficacia que provienem no de las fuerzas humanas, sino de la virtud del cielo. Una eficacia relacionada con la fe del que se bautiza y con la fe de la Iglesia, mediante la cual, “contemplamos las cosas del cielo, que superan los sentidos y la razón humanos”. Y, además, “se abrieron los cielos, para manifestar que el camino del cielo queda abrieto para los bautizados” (STh III 39 5).

Debemo preseverar en la oración para que este nuevo  nacimiento, que ha tenido lugar en nuestro Bautismo, llegue a su plenitud, a su cumplimiento, que no es otro que el cielo; la amistad con Dios, la comunión con Él y con todos los bienaventurados.


Matthew 3:13-17 describes the baptism of Jesus, including John the Baptist’s objection that Jesus should be baptizing him. Why did Jesus want to be baptized, anyway?

This question was raised by Christian already in the first century, which is probably the reason that it is recorded here-unlike the baptism accounts in Mark 1:9-11 and Luke 3:21-22

John the Baptist had disciples and a very well-known ministry before Jesus had disciples or a public ministry. In fact, in the earliest decades of Christianity, there were people who called Mandaeans; among other things, these gnostic Christians asserted that Jon the Baptist was, in fact, superior to Jesus. Mainstream Christianity rejected that view.

In later passages, the Gospel of Mark and Luke clearly present the superiority of Jesus. The Gospel of John records John the Baptist as approving when Andrew and another disciple became disciples of Jesus (1:35-37)

Jesus did not have the same motivation to be baptized as the people immediately ahead of him or behind him at the Jordan River; they were baptized as a sign of repentance. By being baptized, Jesus identified himself with sinful humanity. His prayer and the revelation of Father and Sprirt tell us that Baptism unites us with the Trinity and makes us beloved children of God.

Jesus later speaks of having to undergo a baptism, namely, his plunge into depths by which he saves humanity and all creation. During the Easter season, our liturgy affirms that by his being baptized, Jesus sanctified even water.

Jesus was baptized to encourage his later followers to be baptized. That action began his public ministry; similarly, that act begins the new life of every follower of Jesus. Jesus’ baptism resembles in some ways the key visions of Old Testament prophets (Is 6:1-13; Ez 1-3; Dn 7-8; Am 1:1-12; Mi 1:1-2:13; Hb 1:1-2:20). The Jewish Christian for whom Matthew wrote would have made that connection readily.

Other New Testament passages indicate how th Baptism celebrated by Jesus’ followers differs from the baptism that John the Baptist administered (Acts 8:14-17 and 18:24-26)

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